viernes, 22 de octubre de 2010

MINEROS ATRAPADOS EN CHILE

https://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/09/10clic Lea el diario de los familiares: "El rescate va bien, pero un poco lento"
Los 33 mineros atrapados en un socavón en el norte de Chile seguramente no soñaron con estos verdaderos "lujos" en la vida subterránea durante aquellos 18 días en que contaron las horas en la incertidumbre, mientras desde la superficie trataban de localizarlos.
Por entonces, su supervivencia se garantizaba con dos cucharadas de pescado y medio vaso de leche cada 48 horas, racionando lo poco que había para una espera incierta.
Ahora, mientras avanza la perforadora que les abrirá el túnel de escape, los envíos de toda clase de enseres a través de las "palomas" no se interrumpen ni siquiera durante las noches.
Pero las autoridades chilenas y los obreros refugiados tienen por delante una carrera de largo aliento y mantener el espíritu de los mineros se ha convertido en una de las preocupaciones centrales del Operativo San Lorenzo, como se ha dado en llamar al rescate. Serán al menos 100 días sin luz natural, sin otra meta que ver llegar el martillo de cilindros de la Strata 950, la máquina "salvadora", cortando 700 metros de roca en pleno desierto de Atacama.
Por eso, la vida bajo tierra se ha planificado en detalle: una rutina rigurosa diseñada en la superficie y ejecutada bajo tierra para ocuparles el tiempo y la mente.

Orden y rutina

Una imagen de video muestra a los mineros atrapados en Chile.
Mantener el espíritu de los mineros se ha convertido en una de las preocupaciones centrales.
La jornada se divide en un (falso) día y una noche, demarcadas por luces artificiales. Esta distinción, según los psicólogos, es fundamental para regular el ritmo corporal.
"Todos han restablecido su patrón de sueño, había algunos con dificultades para dormir pero se han normalizado", confirmó a BBC Mundo Alberto Iturra, líder del equipo de apoyo psicológico a los mineros.
Ya físicamente estables, les ha llegado la hora de trabajar. ¿En qué? Las tareas del micromundo subterráneo son múltiples.
Divididos en cuadrillas, los hombres cumplen turnos de ocho horas de tareas seguidas de descanso, como si se tratara de las faenas mineras que realizaban antes del accidente, el 5 de agosto.
Durante las 24 horas reciben las "palomas", angostos tubos cilíndricos que son empujados a través de las sondas y llegan cargados de mercancías.
También realizan mediciones técnicas desde dentro, para proveer de información invaluable a los rescatistas. En los últimos días, se les ha pedido que inspeccionen el estado de las cuevas y rampas, buscando mudarse de su actual "centro de operaciones" para escapar del incremento de agua y lodo que derivará de la perforación.
El primer video grabado en el interior de la guarida, y enviado a los familiares el 26 de agosto, fue revelador en muchos sentidos. Entre ellos, mostró cómo han demarcado espacios: un "casino" para los momentos de ocio, un sector de duchas alejado en el que aprovechan una vertiente de agua natural para higienizarse, un dormitorio, una despensa para almacenar las mercancías de las "palomas" y hasta un "policlínico", como lo llaman, con un organizado botiquín médico.
Todos han restablecido su patrón de sueño, había algunos con dificultades para dormir pero se han normalizado
Alberto Iturra, líder de apoyo psicológico a los mineros.
Espacio no falta: los mineros pueden desplazarse por más de 1,5 kilómetros en total, en distintos corredores, aunque buena parte de esta superficie no se usa porque se presume vulnerable. El espacio de seguridad tiene, según se informó, unos 40 metros cuadrados de superficie por 4 de alto.
Por una rampa, un poco más abajo, han definido otro espacio donde vuelcan sus desechos. Entre ellos, sus excrementos, que el equipo de la NASA, llegado a Chile para asesorar al gobierno en el rescate, les enseñará a procesar adecuadamente0902_2200_chile_mineros_vida_cotidiana_fp.shtml

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